Públicos y privados~Juano Villafañe
poemario~86 p.
De modo original Villafañe levanta sus retablos de Públicos y privados sobre una secuencia de calles, jardines, torres y aún pistas de baile y auditorios, donde se dan cita lo secreto y lo manifiesto. Así, una estela de fulgores se extiende entre orillas distantes: lo resguardado y lo evidente, lo íntimo y lo exterior. Aunque en esa red tendida de luces centelleantes, los opuestos, lejos de su función excluyente, devienen en juego de alternancia. Así, la amante, la desconocida, la espía, la extraña, la “incierta”, se desgaja de la multitud para convertirse en algo entrañable —“la única”— merced a un diálogo urdido con imágenes fragmentarias.
En el carrusel de Públicos y Privados vuelven a girar las obsesiones del poeta con símbolos recurrentes: felinos, mares, lenguas de fuego, espejos, botellas y otros elementos que avivan un trasiego de señales y resplandores. El lenguaje va del pasaje narrativo y la descripción a ratos minuciosa, a la composición visual —recurso al que es tan afecto Villafañe—. La rúbrica son imágenes logradas como esos pájaros negros que cuelgan de días luminosos, o el poeta que escribe como quien riega un parque para espantar la muerte.
Jorge Boccanera
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Dos variaciones para solo final~Victor Alejandro Aybar
poemario~68 p.
La simbiosis entre música y poesía es constitutiva del acto de creación poética, pues el poema es canto, movimiento y armonía.
En estas páginas, el poeta impulsa al lector a danzar en el vaivén de una lírica que expresa lo más consubstancial del Hombre: el amor, el miedo, la pena, la muerte y la vida.
En la primera variación, la sensualidad, verde y voluptuosa, besa la noche. En la segunda, la nostalgia, morena e insolente, rememora ese beso. Ambas variaciones se fusionan corporalmente en el vuelo de la luna para dar paso al solo final que se hamaca al compás de un viento amarillento y coplero.
¡Evoéh, evoéh! En este concierto de palabras que es la literatura, Dos variaciones para solo final, impregna su carácter distintivo por la exquisitez con la cual el verso ha sido moldeado.
Estefanía Herrera
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Nueve poemas~Felipe Herrero
plaquett~32 p.
La poesía de Herrero halla su centro en la conversación íntima entre el yo poético y un tú, como también en la expresión de su interioridad. Cuando esto sucede, el poema encuentra su sentido y el lenguaje se potencia, expresando el decir en imágenes de registros variados que van desde lo coloquial hasta lo tradicionalmente lírico. Se trata de una poesía íntima, cálida, humana y vivencial. Directa, fresca, autorreferencial.
Enrique Solinas
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EN IMPRENTA
El último vuelo~Antonela Sabella
novela~144 p.
Una mujer muerta sobre la cama en una habitación vacía. Así comienza El último vuelo, directo al hueso del lector. De ahí en más, nada será lo que parece ser, ni siquiera la misma novela, que llevada por el ritmo del suspense propio de un thrillerpoco a poco va mostrando otras ambiciones: echar alguna luz provisoria sobre los vericuetos de la verdad y la culpa.
La primera novela de Antonela Sabella muestra un pulso narrativo que lleva al lector sin respiro hasta la línea final. Todo gira alrededor de un problema clásico ¿Quién es el culpable? Sin embargo, la respuesta no será tan evidente ni definitiva. Puede que haya autores materiales y autores intelectuales, pero el concepto de culpa que elabora pacientemente la novela excede las atribuciones penales y pone al lector ante un dilema sin resolver.
El último vuelo tiene una notoria filiación con la novela negra y su manera de describir las formas absurdas de morir ―y de vivir― en las sociedades modernas. La muerte de Laura Acuña remueve hilos filiales traumáticos y vínculos con el pasado que se quieren olvidar. Pero, sobre todo, señala un hueco en nuestras concepciones de justicia y responsabilidad.
El cuerpo muerto de Acuña parece recordarnos una pregunta básica ¿cómo buscar justicia cuando la misma sociedad está organizada sobre la injusticia, el dolor y la mentira?
Sergio Frugoni |