Hoy, en buena parte del mundo, se celebra el día del libro, la lectura y el derecho de autor. Es una fecha propicia para reflexionar sobre el crucial papel del libro en nuestras sociedades y sobre la importancia de los estímulos a la creación intelectual, entre los que la protección al derecho autoral juega un rol fundamental.
En días pasados, las noticias sobre los índices de lectura en la región, ocuparon un espacio inusitado en los medios de comunicación, cuando presentamos un balance parcial extraído de las encuestas que periódicamente realizan algunos países.
En ese balance, lo que sale a flote es la necesidad de fortalecer las políticas públicas hacia el libro, la lectura y el derecho de autor. América Latina vivió en los años sesenta y setenta verdaderas revoluciones en el sistema educativo, que fueron apoyadas por decididas acciones en la promoción de la producción y circulación de libros, en particular de textos y materiales de enseñanza. Y la región ganó presencia en el concierto editorial global.
Hoy, nuestros países viven situaciones similares, en cuanto al «hambre de libros». La sociedad del conocimiento y la creciente globalización imponen retos en cuanto a fortalecer los procesos educativos y de formación profesional. La circulación de contenidos editoriales -impresos y en las redes virtuales- es cada vez mayor y la región, tiene que, además de impedir que se profundicen las brechas en el mundo del conocimiento análogo, garantizar posibilidades de acceso a sus ciudadanos a la amplia y diversa oferta editorial disponible en la Red.
El desarrollo tecnológico en el campo digital, que tan rápidamente se incorpora en todas las áreas de la vida cotidiana tiene que permear, antes que nada, las posibilidades educativas y culturales de nuestros habitantes. Esa será la mejor forma de garantizar un desarrollo acompasado y armonioso de nuestras naciones y su inserción temprana y segura en las redes mundiales del conocimiento.
Esto solo será posible con una adecuada combinación de estrategias de promoción del libro y de la lectura que garanticen que sus beneficios lleguen a todos los rincones de nuestra geografía. Más y mejores lectores, más y mejores libros, más sólidos estímulos y mayor protección a la creación intelectual, más bibliotecas públicas y escolares, más acceso a la Red y más visibilidad para la producción editorial regional son elementos básicos para hacer realidad esos propósitos.
Por eso, en este 23 de abril, el CERLALC reafirma su compromiso con estos propósitos. Veintiún países de la región, que desde hace cuarenta años decidieron asumir con la UNESCO estas tareas, están trabajando mano a mano con el Centro para hacer realidad la misión de construir sociedades lectoras y ayudar a hacer mejores ciudadanos.
Vivimos una transición compleja en este mundo del libro, la lectura y el derecho de autor. Ello mismo debe animarnos a avanzar más rápidamente hacia nuevos estadios. Iberoamérica tiene que ser protagonista y no simple espectadora de este cambio de era.
Fernando Zapata López
Director CERLALC