Corre telón, aplausos
«Este teatro es hoy el mejor de América»: el director del Auditorio del Sodre, Gerardo Grieco, se despidió de su cargo con una carta emotiva en la que repasa los últimos años.
En mayo, el director general del Auditorio Nacional del Sodre, Gerardo Grieco, anunció que el próximo 15 de setiembre dejaría su cargo al frente de esta institución cultural. Hoy, martes 12 de julio, escribió una carta de despedida en la que aclara que adelantó su renuncia.
«Culminé mi ciclo al frente del Auditorio Nacional del Sodre. He decidido tomar los días de licencia que me quedan, a partir del lunes 11 de julio y adelantar mi renuncia al 1.º de agosto de 2016. Desde el lunes 11 de julio Gonzalo Halty asume esta responsabilidad de director general», contó.
«Siento un hondo agradecimiento a cada uno de los equipos del Auditorio por el enorme esfuerzo, entrega, profesionalismo y pasión que hemos puesto en estos años para poner en órbita esta gran nave que es el Auditorio Nacional del Sodre. A los maestros Julio Bocca, Martín García, Ariel Britos y Esteban Louise que han sido excelentes compañeros de ruta. A cada uno de los artistas, productores, empresas, patrocinadores, equipos del teatro, amigos que se involucraron en la tarea: a todos y cada uno: ¡muchas gracias! ¡Fue un honor contar con vuestro apoyo!», dijo.
«Hoy cierro mi ciclo de cuatro años al frente del Auditorio. Siento un profundo agradecimiento a las autoridades de Gobierno que nos permitieron poner en marcha este maravilloso centro cultural, logrando un sueño largamente esperado: una nueva edad de oro del Sodre. Nos constituimos como una autoridad indiscutible en la gestión de las artes escénicas a nivel nacional y regional. Creamos una organización capaz de generar y gestionar una oferta amplia, variada y de alta calidad. Lo hicimos involucrando e inspirando a nuestros trabajadores y artistas. Formamos equipos de trabajos éticos y eficientes, comprometidos con la función pública y con el hecho artístico. Sentimos las artes escénicas con pasión, desde su creación y producción hasta su resultado en el público, recuperamos las habilidades y los oficios, el entusiasmo y la capacidad de compartir esa experiencia.
Este Auditorio se ha constituido además en el lugar de esplendor de los cuerpos artísticos del Sodre y se ha posicionado a la altura de los requerimientos del primer mundo y con una calidad artística nunca antes alcanzada. Conseguimos la excelencia en su operativa, ejecutamos importantes obras civiles que nos permitieron aprovechar al máximo su capacidad física y operativa. Logramos ser reconocidos como servicio público ético y eficiente y por centrarnos en el cruce de la calidad artística y las políticas sociales. Así, logramos convertir al Auditorio en un Centro Cultural de referencia para Uruguay y para la región.
Instalamos un modelo económico sostenible, que aspira a unos niveles de ingresos propios nunca antes vistos en el Sodre. Porque sin un modelo que proporcione equilibrios ningún plan estratégico para el Auditorio será posible.
Pero sobre todo y lo más importante, la población se apropió de su Auditorio.
Es un gran privilegio vivir este momento. Un cambio de paradigma: buscar a los mejores del mundo, la excelencia en todos los sentidos, con el mayor profesionalismo y amor por las artes escénicas, poniendo foco en el ciudadano.
Tenemos ahora una gran organización teatral capaz de recibir una programación amplia, variada y de altísima calidad y gestionarlo todo. Esta ha sido una gran hazaña, mucho más grande de lo que nadie soñaba.
Pero hay un tiempo para cada etapa y cuando se cumplen los ciclos, hay que dar paso a los siguientes. Ahora llegó el momento de cuidar el vuelo del Auditorio. Los equipos están preparados y cuentan capacidad para mantener, mejorar y evolucionar en la dirección que juntos hemos construido.
Por mi parte lo entregué todo -con la mano en el corazón y con el corazón en la mano-, puse toda mi energía, mis capacidades, todo mi tiempo. Todo lo que tenía lo entregué por este Teatro. Y es muy duro salir de este lugar. Me embargan sentimientos contrapuestos como tristeza e ilusión. Me siento muy triste porque dejo un proyecto con el que soñé, reí, lloré, sufrí, me emocioné hasta las lágrimas… que vi crecer y proyectarse pero sobre todas las cosas que nos hizo creer a todos que otro Uruguay es posible.
Triste… e ilusionado a la vez porque se abre una nueva etapa en mi vida laboral y como todo proyecto nuevo siempre tiene una linda cuota de ilusión y expectativa de que todo lo aprendido durante estos años se potencie y me permita alcanzar altos logros.
Espero que vean en estas breves palabras un signo de mi agradecimiento más hondo hacia cada uno de los ciudadanos que hizo posible este milagro. Este teatro es hoy el mejor de América y su gestión se alimenta del trabajo de todos los días, con el esfuerzo constante, con la actitud de amor y profesionalismo. Cuídenlo, porque es un tesoro de todos los uruguayos. Va un abrazo enorme», concluyó.
FUENTE: http://www.montevideo.com.uy/auc.aspx?314113