Comunicado de prensa: El trabajo en la cadena del libro y la piratería

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Ante la denuncia efectuada en mayo 2011 por la Fundación de Cultura Universitaria, empresa socia de la Cámara Uruguaya del libro, que generó el operativo policial del 21 de Octubre en Galería Montecarlo, nuestra institución desea puntualizar: 

La Cámara Uruguaya del Libro es una Asociación Civil fundada en 1944, que reúne a libreros, editores y distribuidores con aproximadamente 1200 trabajadores directos formales (datos MEC 2009) y aproximadamente 30% más en forma indirecta. Sus cometidos son

  • la promoción, defensa e impulso del libro en nuestro país y en el exterior
  • unir a todos los que trabajan por y para el libro
  • promover exposiciones y ferias del libro, organizar conferencias y certámenes, instituir premios a las mejores producciones bibliográficas, etc
  • la defensa del derecho intelectual tanto en cuanto a derechos morales del autor como a los derechos patrimoniales de su obra
  • la defensa de los principios éticos y jurídicos que deben regular las actividades industriales y comerciales de las empresas que integran nuestra institución. 

Esta industria cultural produce contenidos expresados en libros, en formato impreso o digital que constituyen un vehículo para la transmisión de cultura, información, entretenimiento, formación, capacitación, y en general todo lo que sustenta la biblio-diversidad necesaria para la conformación de una sociedad democrática y plural. 

La cadena de producción, desarrollo editorial y comercialización incluye agentes editoriales, autores, editores, correctores, revisores técnicos, productores gráficos, diseñadores, diagramadores, ilustradores, fotógrafos, editores de imágenes, traductores, informáticos, operadores de pre impresión, imprentas, encuadernadoras, administrativos, vendedores, promotores, asesores técnicos y/o pedagógicos, transportistas, distribuidores, importadores y libreros, entre otros. 

Un libro es mucho más que una mera suma de contenidos diagramados e impresos: La edición es un proceso consistente en la articulación coherente y sistemática de contenidos, sigue un planteo organizado y lógico y busca responder a las necesidades de un público específico en una unidad final. Se trata de un largo y costoso proceso que potencia la calidad de una obra y la idea original y trabajo del autor. 

En el caso de los materiales de estudio, el trabajo editorial es aún mayor: Cada agente que agrega valor en la cadena de creación y producción de un texto aporta su trabajo para que los contenidos respondan de manera adecuada a las necesidades específicas para la formación ciudadana y profesional de los estudiantes. 

 

Sobre el fotocopiado de libros de estudio

La violación legal que implica la reproducción ilícita de estos materiales que se practica en nuestro país, conspira contra la viabilidad del trabajo que se realiza desde la industria editorial y lo que es mas grave aún, contra la calidad de la Educación. 

Un libro constituye una unidad indivisible, que debe ser respetada en su integridad. Cortar una parte y quitarla de su contexto, atenta contra la idea original de su autor, corriendo el riesgo de tergiversar el contenido de la obra.

El acceso a contenidos fotocopiados de libros por parte de estudiantes genera un empobrecimiento de los procesos de aprendizaje: El siglo XXI exige que despertemos el espíritu crítico de nuestros estudiantes. Para ello, deben poder recurrir a las fuentes, contrastar visiones, investigar y llegar a sus propias conclusiones. Debemos aspirar a que aprendan a aprender y desarrollen su capacidad crítica. Esto es posible si recurren a fuentes confiables, consultan materiales actualizados y completos y son liderados por docentes que sean modelos respetuosos del marco legal vigente.

Cabe destacar que un porcentaje de los ingresos que genera la venta de libros se reinvierte en investigación que habilita a actualizaciones o nuevas obras. En el ámbito técnico y científico esto es quizá más evidente: el avance de las investigaciones hacen que la realidad y la información cambien en forma vertiginosa y actualizar los contenidos de libros es sólo posible con los ingresos por ventas. Si en lugar de ventas, hay fotocopias, desaparecen los fondos para investigación, invitación a autores, producción de nuevas ediciones o incluso creación de nuevas obras.

 

Sobre precio de fotocopias vs precio de libros

La burda comparación del precio de las fotocopias con el del libro original no está contemplando la inversión que permite que la obra exista. El aporte de la actividad parasitaria de la piratería es nulo. Sólo conspira para que en un futuro más o menos lejano, no existan nuevas inversiones o planes editoriales. La proyecciones de ventas, en reiteradas oportunidades, indican que proyectos de excelente calidad no resulten viables económicamente y no logren publicarse o, en el caso de materiales importados, el costo de traerlos a Uruguay es tan elevado considerando las cifras de ventas, que generan precios unitarios elevados a veces imposible de ofrecer en nuestro medio, lo que impide a estudiantes y/o profesionales acceder a ellos.

 

Sobre cómo garantizar el acceso a estos bienes culturales.

El rol que cumple la industria editorial está vinculado a la calidad de los materiales y contenidos que ofrece y es allí donde focaliza sus esfuerzos. Para lograrlo, debe contar con ingresos por el trabajo que desarrolla, como todos los trabajadores de nuestro país. 

No existen materiales sin costo: la actividad de creación y edición necesariamente implica inversión.  Esto puede ser pagado por particulares o financiado por el Estado. No hay una tercera opción si se aspira a contar con materiales de calidad, sean éstos impresos o digitales. 

La Cámara Uruguaya del Libro desde hace muchísimos años viene trabajando con autoridades de Educación de sucesivas administraciones de gobierno en la búsqueda de sinergias para hacer confluir intereses públicos y privados que permitan el acceso a contenidos de calidad, respetando los derechos de todos los involucrados. Con mucho éxito se han desarrollado

  • campañas de promoción del libro y la lectura (Ej: la reciente “MonteviLEO”)
  • Jornadas de Educación para docentes (desde 2004)
  • Apoyo para creación de bibliotecas digitales (Plan Ceibal 2013)
  • Participación en licitaciones para el equipamiento de bibliotecas en instituciones educativas (ANEP durante gobierno del Dr. Tabaré Vázquez) 

En los últimos años en Uruguay no ha habido una inversión por parte de los responsables de garantizar la Educación Pública, como ha sido el caso reciente en Argentina, donde el Ministerio de la Nación adquirió por licitaciones trece millones quinientos mil libros a comienzos de 2013 para los estudiantes de ese país.

Las bibliotecas públicas pueden de ese modo  cumplir su rol y asegurar el acceso gratuito a las obras adquiridas, que parte de la población uruguaya y muchos estudiantes hoy parecen querer reclamar a los trabajadores de la industria editorial.

Aspiramos como colectivo a poder continuar trabajando con las autoridades de nuestro país en la búsqueda de mecanismos que avalen el respeto y fomento de los derechos de estudiantes, docentes, profesionales, autores, trabajadores de la industria del libro y la población en general para habilitar el acceso a los bienes culturales que creamos como sociedad y garantizar la justa remuneración por el trabajo de los involucrados en la creación del libro. 


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